Tributo de alegría y fraternidad, Micaela puede leerse como una crónica en verso, o como un poema novelado acerca de una abuela que, tras el amor, "no se niega/ a celebrar la victoria". Micaela es mito, síntesis de un tiempo —valga la paradoja— atemporal; tiempo que sólo se mide con el reloj de las sensaciones y los sentimientos. 

En la poesía de Víctor la ternura es una manifestación de libertad, un  elemento consustancial a su visión del mundo. Conmueve la desnudez, la fragilidad con que dibuja a Micaela, esa mujer a la que se le escapa la memoria, como una moneda en la alcantarilla. 

Ada Aurora Sánchez Peña