Desde que conocí a Dante Medina, algo en él me dijo, sin que
hablara, que estaba ante un viajero: su forma de mirar como preguntando, su
asombro constante, su paradito inquieto, todo en él me retrataba a un animal
hambriento de paisaje. Años después vi un vídeo suyo en el que afirma: “Todo lo
que hacemos en la vida es viajar. Nuestras propias células, nuestras moléculas,
nuestra vida interior biológica es viajante”.
“Siempre
que uno viaja abandona algo en busca de algo”. De Berlín a Brasil, de Cuba a España,
de Italia a Nueva Italia, de Portugal a Tijuana, de las costas del Pacífico
mejicano a Chile, de Xilitla y Real de Catorce a Guatemala, de la Sierra
Huichola a Jilotlán de los Dolores, busca Dante algo que abandonó. Y siempre
regresa a Sevilla (aunque no lo dice), donde yo vivo; y siempre regresa a
Guadalajara (y lo dice), donde él vive. Marco Polo, cuando Kublai Kan le
pregunta por qué nunca pronuncia el nombre de su ciudad natal, Venecia,
responde que tiene miedo de perderla mencionándola; viajar, Dante, pregunto yo,
¿es esconder un secreto?, ¿por eso te callas a tu amada Sevilla en tus crónicas
de viajero?
A la
pluma de Dante la brujulea el capricho: no hay una ruta y cuando la hay la ruta
se desruta por el puro placer de la sonrisa: yendo al pueblo mítico de San
Sebastián del Oeste, uno llega a San Luis Potosí, donde puede recibir cartas de
Brasil, recuerdos de Barcelona, fotos de Isla Negra, postales de París, saludos
de Italia, memorias de Berlín, desconcierto de La Habana, paisaje de Portugal,
volcanes y pirámides y lagos de Chiapas, Oaxaca, Guatemala, una renovación
espiritual de la Sierra Madre, un desvío a Tijuana, acampar en una playa del
Pacífico, o el regreso al útero de Jilotlán de los Dolores, Jalisco, Méjico.
Un
hecho puedo afirmar rotundamente: viajar con Dante Medina es una delicia. Leer
sus crónicas de viaje es vivir con todos los sentidos la experiencia de estar
ahí como si se hubiera estado ahí.
Lector,
abre este libro, déjate llevar, disfruta.
Dolores Álvarez Sevilla, verano de 2016
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$ 260.00
Autor : Dante Medina
Editorial : Puertabierta Editores
Categoría : Ensayo
Idioma : Español
Tamaño : 22x16cm
ISBN : 978-607-8488-19-3
Páginas : 288
Encuadernación : Rústica
Desde que conocí a Dante Medina, algo en él me dijo, sin que hablara, que estaba ante un viajero: su forma de mirar como preguntando, su asombro constante, su paradito inquieto, todo en él me retrataba a un animal hambriento de paisaje. Años después vi un vídeo suyo en el que afirma: “Todo lo que hacemos en la vida es viajar. Nuestras propias células, nuestras moléculas, nuestra vida interior biológica es viajante”.
“Siempre que uno viaja abandona algo en busca de algo”. De Berlín a Brasil, de Cuba a España, de Italia a Nueva Italia, de Portugal a Tijuana, de las costas del Pacífico mejicano a Chile, de Xilitla y Real de Catorce a Guatemala, de la Sierra Huichola a Jilotlán de los Dolores, busca Dante algo que abandonó. Y siempre regresa a Sevilla (aunque no lo dice), donde yo vivo; y siempre regresa a Guadalajara (y lo dice), donde él vive. Marco Polo, cuando Kublai Kan le pregunta por qué nunca pronuncia el nombre de su ciudad natal, Venecia, responde que tiene miedo de perderla mencionándola; viajar, Dante, pregunto yo, ¿es esconder un secreto?, ¿por eso te callas a tu amada Sevilla en tus crónicas de viajero?
A la pluma de Dante la brujulea el capricho: no hay una ruta y cuando la hay la ruta se desruta por el puro placer de la sonrisa: yendo al pueblo mítico de San Sebastián del Oeste, uno llega a San Luis Potosí, donde puede recibir cartas de Brasil, recuerdos de Barcelona, fotos de Isla Negra, postales de París, saludos de Italia, memorias de Berlín, desconcierto de La Habana, paisaje de Portugal, volcanes y pirámides y lagos de Chiapas, Oaxaca, Guatemala, una renovación espiritual de la Sierra Madre, un desvío a Tijuana, acampar en una playa del Pacífico, o el regreso al útero de Jilotlán de los Dolores, Jalisco, Méjico.
Un hecho puedo afirmar rotundamente: viajar con Dante Medina es una delicia. Leer sus crónicas de viaje es vivir con todos los sentidos la experiencia de estar ahí como si se hubiera estado ahí.
Lector, abre este libro, déjate llevar, disfruta.
Dolores Álvarez
Sevilla, verano de 2016
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