Coloquio de la estatuas
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Entre mis dedos brincan las aves de rapiña suben al hombro ¡usha!, quiero decir pero soy estatua y me quedo callada, callada, callada.
Entre mis dedos brincan las aves de rapiña
suben al hombro
¡usha!, quiero decir
pero soy estatua y me quedo
callada, callada, callada.