Crónicas Garroleras. Una infancia manzanillense

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El lector tiene en sus manos un libro que enorgullece a Puertabierta Editores. Porque Crónicas garroleras*. Una infancia manzanillense de Rabí Hernández reúne ese cada vez más raro ejercicio literario que hemos dado en llamar crónica y que conjuga una visión personalísima (muy Rabí y muy manzanillense) de la realidad, aunada a una objetividad a toda prueba.

Rabí, hijo de Jesús y de Micaela, forma parte (por el lado fraterno) de la ilustre dinastía del Centavo, conocido personaje del puerto. Heredó el talento musical por los cuatro costados; la visión y la dirección escénica del lado paterno mientras que por el lado de la madre el entusiasmo y vocación para emprender negocios... y también su inefable habilidad para llevarlos a la quiebra. No porque no fueran proyectos promisorios, sino simplemente por su incapacidad para hacer las cuentas, tratándose de pesos y centavos, lograran cuadrar. Pero también heredó por el lado materno la defensa a ultranza de las causas justas y perdidas, así como su insana honestidad intelectual y su siempre imprudente sinceridad.

Salvador Silva Padilla


*Garrolero. adj. (Del lat. garrulus= que hace ruido.- ...En la actualidad, en Manzanillo, se aplica principalmente a los llamados niños de la calle, por lo que es más frecuentemente usado en diminutivo: garrolerito. Sin.: rufián. (Tomado de El Ticús, diccionario de colimotismos de Juan Carlos Reyes).