Sí hay lengua que valga. Mi no ingreso a la Academia Mexicana de la Lengua

$ 220.00

Por gran fortuna, la lengua no tiene dueño. Herencia de nuestra madre, nos pertenece. La usamos sin permiso de nadie, a nuestro antojo, deseo, y capricho. La renovamos, la enriquecemos, la vivimos. Es nuestro patio de libertad, nuestro jardín de infancia, el paraíso de nuestros sueños. El taller privado donde nos inventamos el juego y el juguete.

Esa alegría jocosa con la que Dante Medina le ha regalado tantas palabras a la lengua, tantos nuevos giros, tantas sorpresas, no era viable que se la perdonara la Academia: es un atentado a la solemnidad y a la Lengua Incólume que “la mitad de los académicos” salvaguardan.

Nada, pues, que no sea lo de siempre: el miedo al logos, a la palabra.

Dolores Álvarez