Siendo
yo una cría que apenas levantaba un palmo del suelo, mi madre, que de santa no
tenía ni un pelín pues era trianera, me sermoneaba con la esperanza que yo no
fuera como ella: “¡Me cago en...! sólo
se dice cuando tu arma ya no puede
más de que la han pisoteao”. “¿Y
cuándo se dice ¡Me cago en Dios!,
madre?”, le preguntaba yo con la voz ronca que desde entonces gasto. “¡Me cago en Dios!, mi niña, sólo se dice
cuando estás hasta los cojones de cabreada, y te atropelló una alegría que te
desacomodó los adentros”. Así fue como supe por qué mi madre decía “todo el
día”: ¡Me cago en Dios!
Hoy, leyendo la novela Premio
Nobel, de Dante Medina, me he acordado de mi madre porque me oí, diciéndome
para mí misma, esa frase que no repetiré porque no se oyó. Fue como un suspiro
a la inversa: vino desde afuera hacia las entrañas. De un túnel a otro de este
libro, iba dándome empellones por calles de la lengua que no conocía, con el arma pisotea por una alegría sórdida,
con una felicidad optimista atropellada por la ilusión, acojonada por la
tragedia de la que se burla la comedia.
El personaje de Premio
Nobel está hasta los cojones: todo el tiempo se caga en Dios, se caga en el
mundo, se caga en nosotros, y él, el muy cínico, se caga de risa.
Y el efecto que yo recibí, fue como una lección de mi
madre, quien me enseñó que la lengua a palos entra. Hay golpes que aturden. El
golpe de Premio Nobel a mí me ha
despertado.
Dolores Álvarez
Triana, octubre de 2022
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$ 220.00
Autor : Dante Medina
Editorial : Puertabierta Editores
Categoría : Novela
Idioma : Español
Tamaño : 16x22
ISBN : 978-607-8865-29-1
Páginas : 108
Encuadernación : Rústica
Siendo yo una cría que apenas levantaba un palmo del suelo, mi madre, que de santa no tenía ni un pelín pues era trianera, me sermoneaba con la esperanza que yo no fuera como ella: “¡Me cago en...! sólo se dice cuando tu arma ya no puede más de que la han pisoteao”. “¿Y cuándo se dice ¡Me cago en Dios!, madre?”, le preguntaba yo con la voz ronca que desde entonces gasto. “¡Me cago en Dios!, mi niña, sólo se dice cuando estás hasta los cojones de cabreada, y te atropelló una alegría que te desacomodó los adentros”. Así fue como supe por qué mi madre decía “todo el día”: ¡Me cago en Dios!
Hoy, leyendo la novela Premio Nobel, de Dante Medina, me he acordado de mi madre porque me oí, diciéndome para mí misma, esa frase que no repetiré porque no se oyó. Fue como un suspiro a la inversa: vino desde afuera hacia las entrañas. De un túnel a otro de este libro, iba dándome empellones por calles de la lengua que no conocía, con el arma pisotea por una alegría sórdida, con una felicidad optimista atropellada por la ilusión, acojonada por la tragedia de la que se burla la comedia.
El personaje de Premio Nobel está hasta los cojones: todo el tiempo se caga en Dios, se caga en el mundo, se caga en nosotros, y él, el muy cínico, se caga de risa.
Y el efecto que yo recibí, fue como una lección de mi madre, quien me enseñó que la lengua a palos entra. Hay golpes que aturden. El golpe de Premio Nobel a mí me ha despertado.
Dolores Álvarez
Triana, octubre de 2022
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